Monclova, Coahuila.- La declaración de la joven Yacaranday frente al Juez, puso fin al juicio por el delito de trata de personas en contra de María Elena Angulo Armenta, conocida como “la Güera Angulo”, recién sentenciada a 18 años de prisión. 

La Güera Angulo fue acusada de operar una casa de citas en los límites de Monclova y Frontera por más de 15 años hasta noviembre del 2014, cuando un grupo de elementos de la Policía Estatal y GATE montaron un operativo para detenerla y rescatar a las mujeres.

Entre estas se encontraba una joven de 15 años de edad de nombre Yacaranday, quien tenía cinco meses prostituyéndose para obtener dinero y gastarlo en drogas, pues era adicta a 18 tipos de sustancias.

Pese a su corta edad, Yacaranday fue la única mujer que decidió declarar en contra de Maria Elena Angulo, el resto de sus compañeras se escondieron, se fueron de la ciudad y otras simplemente decidieron callar.

Se sabe que muchas de las mujeres rescatadas de la casa de citas continuaron en el negocio de la prostitución, pero Yacaranday eligió dejar atrás esa vida y aceptó la ayuda de las autoridades, en este caso de la Procuraduría de los Niños las Niñas y la Familia (Pronnif) para ser internada en el centro de rehabilitación Luz y Vida ubicado en Torreón.

Su madre ha intentado recuperarla, pero la jovencita se niega a abandonar el centro porque afirma que necesita superar la adicción a las drogas y el alcohol, además cuenta con dos padrinos que se encargan de sus gastos personales.

En la audiencia de este 9 de diciembre que se llevó a cabo para dictar sentencia contra la Güera Angulo, los elementos de la Procuraduría General de Justicia del Estado y la Pronnif vieron con asombro a Yacaranday cuando ingreso a la sala de juicios orales, muy diferente a la niña que encontraron en la casa de citas, ahora caminaba segura, su aspecto físico era mejor, sonreía y tenía facilidad de palabra.

Luego de el Juez condenó a 18 años de prisión a Maria Elena, Yacaranday compartió con los agentes del Ministerio Público que su deseo no es regresar a casa, es rehabilitarse al cien por ciento y en un futuro trabajar ayudando a jóvenes a renunciar a las drogas y al alcohol para dar buen sentido a sus vidas.