Cumplir y el Informe

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Cumplir y el Informe

Los informes de Gobierno son, en el mejor de los casos, la sistematización de lo que hasta ese momento ha dado buenos números, una buena imagen. Nadie espera, por ejemplo, un ejercicio honesto que contraste lo comprometido contra lo logrado, y una explicación de la brecha. 

Así es, porque lo que interesa no es informar a la comunidad sino reafirmar el liderazgo; justificar, de nuevo, la permanencia en el puesto. 

Eso ha sucedido desde siempre y en los gobiernos de todos los partidos. Y en todos los niveles: suele pensarse en los titulares del Ejecutivo (el Presidente, los gobernadores), pero cuéntense también prácticas similares como informes legislativos, los de las universidades, los que hacen los regidores. Un largo etcétera. 

El de Coahuila no podrá ser diferente. En un Gobierno como cualquiera, las cifras alegres serán recetadas y repetidas hasta la asimilación, se destacará la visión, el carisma y las medidas precisas de quien (se dice) lleva las riendas. Se dirá que todo va mejor que antes, que la historia que vale la pena contar es ésta y no la de antes ni la de otros. Así, todos. Los que hicieron lo mismo ya se fueron; y llegarán otros para andar en lo mismo. 

¿Se hará, por ejemplo,  un balance sobre el Registro Público en Saltillo? Apueste que las afectaciones al sector serán diluidas entre otras muchas cifras. Y qué importa si eso no funciona, dirán, si ya superamos la meta del empleo.

Sobre la impericia, las pérdidas causadas, el dinamismo atrofiado del sector inmobiliario ¿quién dirá esa boca es mía? 

Finalmente ¿a quién le importa? Si uno busca en la página de transparencia sobre las actividades del Registro Público, donde debieran estar los “indicadores de gestión” se publica una hoja que dice que el Registro Público no ha entregado recursos públicos de beneficencia; en transparencia se publica de todo, sin importar si corresponde o no. O si uno busca su plan operativo anual, desde hace meses que esa página está inhabilitada, no se puede leer. Pero, ¿a quién le importa?

Si se le busca por el lado del Plan Estatal de Desarrollo 2011-2017, se encontrará con que la gran mayoría de las estrategias han sido atendidas. Dónde o cómo, pocos sabrán. Un ejemplo: una estrategia ya atendida (en verde, completamente cumplida, dicen) es la de “poner en práctica sistemas de evaluación del desempeño de la gestión administrativa y de satisfacción ciudadana”. ¿Dónde encuentra uno eso? ¿Cuántos sistemas son, en cuáles dependencias o programas? 

¿Cómo se ha utilizado esa información? Pero está en verde, todo cumplido. 

O, hablando sobre calidad en el servicio, la información pública disponible sobre sanciones a funcionarios está a noviembre de 2014. 

Desde entonces, la Secretaría de Fiscalización y Rendición de Cuentas no ha considerado necesario actualizar. Y ni fuera a ser el gran cambio. El reporte es, apenas, una tabla que señala la dependencia y la cantidad de sancionados. 
¿Cuáles fueron los motivos, cuáles los tipos de sanción? Nada. Datos, algunos; información relevante o actualizada, ninguno. 

Con un poco de tiempo y bastantes ánimos, el análisis de lo realmente hecho en el marco del Plan de Desarrollo daría sorpresas. ¿Dónde anda la oposición? Oh, sí: organizando, por capricho, corridas de toros. 

En fin. La práctica es otra: a ver lo lleno del vaso y se acabó. El acopio de lo que luce, porque de lo que se trata no es de informar sino de reafirmarse.  

@victorspena
www.victorspena.net