Como ya es tradición en la ciudad la puesta en escena “La Dama de Negro” llegó para espantar hasta al más escéptico, la historia trancurrió el lunes por la noche en el Teatro de la Ciudad “Fernando Soler” de la mano de los actores Rafael Perrín y Ernesto D’ Alessio, en los papeles de John Morris y Artur Kipps respectivamente. La gente que llegó al teatro, en su mayoría adultos, se mostraron contentos de ver, algunos de ellos, por segunda vez la puesta que lleva más de 20 años en cartelera. Por otra parte aquellos que presenciaron por primera vez “La Dama de Negro” parecían satisfechos con la macabra historia.

Todo comenzó sobre el escenario cuando se escuchó el grito perturbador de una mujer y entonces la historia tomó forma cuando el joven Kipps debió ir a una mansión en un lugar remoto de Londres en búsqueda de unos papeles.

Primero el señor Morris, un director de teatro explicó algunos detalles del misterioso lugar. Así la primera mitad de la puesta transcurrió entre risas, ambos actores se mostraron chistosos e intercatuaron con el público. Luego todo cambió.

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La oscuridad siempre presente y las apariciones esporádicas de la Dama de Negro erizaron la piel de los presentes.

Cabe destacar que esta es la primera vez que la obra se presenta con la actuación de Ernesto D´Alessio, el año pasado la puesta se presentó en el Paraninfo del Ateneo con la participación de Rafael Perrín y Odiseo Bichir.

La noche, la neblina, un cementerio, una mansión supuestamente sola, una carroza, entre otros elementos que el público colocó en su mente, fueron los factores para dar pie a la imaginación y que la historia de “La Dama de Negro” fuera infundiendo el miedo entre todos los presentes. De repente un grito se escuchaba por aquí o por allá, las personas estaban aterradas.

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Durante dos horas Perrín y D’Alessio cumplieron su objetivo y lograron con éxito una presentación que seguamente se quedará en la mente de los presentes, quienes no dejaron de mostrar su admiración por los histriones con fuertes aplausos. La Dama de Negro se escabulló entre el público y quedó un Teatro de la Ciudad solo.