La sombra de la adicción al sexo

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La sombra de la adicción al sexo

Foto: Vanguardia/Archivo
Catalogado como una de las adicciones más complejas por su omnipresencia, la víctima encuentra el sexo en la calle, en la publicidad, en Internet y en los propios impulsos biológicos. En otras palabras, es imposible escapar de él.

Madrid. A pesar de que Javier, Carlos, Jonathan, Santi, Joel y Dani son nombres ficticios, estas personas existen y, aunque tienen edades y profesiones muy diferentes, comparten algo: son adictos al sexo. Ellos y sus duros testimonios protagonizan “Adictos a las sombras” (Laertes, 2015), el primer libro de José Manuel de la Torre, el encargado de acercarnos uno de los comportamientos adictivos más difíciles de superar.

“Desde el principio tuve claro que el libro no se centraría sobre el sexo, sino sobre la esclavitud que puede suponer”, admite de la Torre.

La película “Shame” fue el punto de partida para que este historiador de arte comenzase a plantearse la idea de indagar sobre el proceso que experimenta un individuo para volverse adicto al sexo y cómo repercute en su vida.

Al filme siguió un reportaje en un diario de tirada nacional en el que el psicólogo clínico Xavier Pujols, colaborador después de su libro, trataba este tema. A partir de ahí, las piezas encajaron para que naciese “Adictos a las sombras”.

“Me metí en el proyecto sin saber muy bien cómo, pero tuve la intuición de que era un tema del que había que hablar, porque hasta hoy no se ha tratado, sigue siendo incómodo”, reconoce De la Torre.

Un componente adictivo ominipresente en la sociedad

La crisis de la mediana edad, problemas en el trabajo, estrés o traumas infantiles, dolor o falta de autoestima son algunas de las situaciones que los protagonistas de estas historias describen como detonantes de su adicción al sexo. Como señala el autor del libro, “las causas son muy variadas y no siempre fáciles de rastrear”.

Catalogado como una de las adicciones más complejas por su omnipresencia, la víctima encuentra el sexo en la calle, en la publicidad, en Internet y en los propios impulsos biológicos. En otras palabras, es imposible escapar de él.

Aunque se superase la adicción, el sexo continuaría presente en la vida del individuo porque forma parte de su condición. “No podemos escapar de él, sea cual sea el tipo de sociedaden el que vivimos”, comenta De la Torre, a diferencia de alcohol o drogas.


Otro punto, muy presente en el libro, esInternet. De hecho, alguno de los entrevistados solo materializa su adicción en el consumo obsesivo de contenidos pornográficos de la red.

De la Torre tiene claro que el control de los contenidos online es muy difícil y que la libertad“prima siempre”, si bien pondría precauciones en el acceso de los menores.


Eso sí, hay algo que tiene muy claro: “Perseguiría implacablemente y con penas muy duras a los individuos que trafiquen con cualquier tipo de contenido en la red que suponga actividades criminales, como el abuso de menores o actividades sexuales no consentidas”.