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"Tierra de Nadie": Alicia en el país de las pesadillas
Calificación: 10 de diez
Véalo desde el ángulo que guste, decir “guerra contra el narcotráfico” es hablar de fatalidad y tristeza. Muerte, sangre, tortura, gente colgada de los puentes.. situaciones de nuestra atroz realidad que han servido de inspiración, muy seguido en los últimos años, tanto para el cine como la televisión. Es en el traslado a la ficción donde los puntos de vista la modifican. ¿Cuál es el retrato más fiel? ¿Cuál el más terrible? ¿Cuál el más esperanzador? ¿Vale la pena, a estas alturas, seguir hablando de lo mismo sin presentar una solución? ¿Es acaso ya puro morbo sensacionalista hacer una película al respecto? El contexto es llamativo, nos invita, nos atrae y se presta para contar diversas historias. “Tierra de Nadie” (“Sicario”) podrá ser una más, pero no es simplemente una del montón, esta es una obra que trasciende su contexto y se queda grabada en nuestra memoria como un afilado cuchillo.
La cinta cuenta sobre un misterioso grupo estadounidense, cuyas intenciones parecen ser derrocar al líder de un poderoso cartel mexicano. Para lograr su misión, buscan la ayuda de Kate Macer (Emily Blunt), una agente del FBI que llama la atención de Matt Graver (Josh Brolin), quien encabeza esta polémica y extraña misión. Todo en este plan se vuelve sospecha: la presencia de un sádico personaje interpretado por Benicio del Toro, cruzar la frontera de México y provocar caos fuera de su país... Actuar entre las sombras y con una resolución que casi borra la línea entre ellos y los criminales que enfrentan. Parece ser un adecuado método poco ortodoxo, para derrocar a un mal que no puede ser vencido por acciones más políticamente correctas. Pero la duda siempre está ahí y nos persigue como a la protagonista todo el tiempo.
La magnífica Emily Blunt es una Alicia en un país de pesadillas: México y Estados Unidos, la frontera, los dos y uno solo. Una mujer que no sabe a qué se ha metido y parece que cae en un pozo (muy diferente al de Lewis Carroll), donde ya no sabe en quién confiar y se va encontrando cada vez nuevas sorpresas, una a una más atroz que la anterior. Sí, al cinta es violenta y esa es una palabra que salta de inmediato cuando se piensa en describirla. La otra es “crudeza” y es que no existe otra forma de retratar las cosas. Pero se corre el riesgo, al hacer esto, de caer en el morbo, en la típica película que quiere mostrar descabezados y balaceras, para sacarle provecho a las ganas del público por acercarse al caos que al mismo tiempo rechaza.
La maestría de “Tierra de Nadie” está en guardar la distancia correcta y entregar su crueldad en dosis adecuadas que van más allá del inútil regodeo en ella. El director es Denis Villeneuve, un franco-canadiense que recientemente hizo la cintas “Enemy” (2014) y “Prisoners” (2013) y su dirección es sólida y cae con una fuerza suficiente para sostener a la bestia y amaestrarla. Villeneuve es delicado y así trata a su historia. Parece que la acaricia como a un animal que puede voltearse y morderle la mano, le amarra una correa al cuello y así lo pasea por el parque, con mucho cuidado, con la destreza de un domador de leones.
Su violencia está en escenas tan bien logradas y cuidadas que nos impactan mucho más allá de la acción. El suspenso es trepidante, con el ritmo adecuado que se mantiene consistente durante toda la historia.
El trabajo de esta cinta es más que nada atmosférico. Esa atmósfera que dice más solo con imágenes que con palabras. De ahí que tenga muchas escenas en total silencio. Lo único que escuchamos es la trepidante y opresiva música de Jóhann Jóhannsson (que ya había trabajado con Villeneuve en “Prisoners”), quien captura a la perfección esa claustrofobia que empapa toda la historia. Y es que esta cinta se apoya de manera formidable en su equipo técnico, pues además de la música cabe destacar la fotografía de Roger Deakins, que también hizo lo propio en “Prisoners”. Sus encuadres, su iluminación, su manejo de la luz artificial y natural y sus tomas aéreas son de una belleza que nos roba el aliento.
Una fotografía tan hermosa podría ser casi un contraste para esta historia, pero acentúa otro de sus importantes aspectos: su humanidad. Esto no solo se refleja en el frágil personaje de Blunt, sino en todas las escenas donde vemos a un policía de Ciudad Juárez (Maximiliano Hernández). Parece ser un personaje incidental, del que vemos básicamente la rutina con su familia, desayunos con su mujer y juegos futbol con su hijo. Pero todas estas escenas, aparentemente sin objetivo, son una parte vital. Nos muestran el lado mexicano, y hasta cierto grado inocente, y sirven para cerrar el ciclo vicioso de esta historia: el terror que siempre está presente y al que tenemos que acostumbrarnos a falta de una mejor solución.
Esta cinta balancea de forma perfecta todas las partes de su intrincado mecanismo. Es una película cruda, tiene el drama necesario para hablar socialmente del tema y además es un emocionante thriller de acción que mantiene nuestro corazón acelerado. Este bello paquete se nos entrega cuidando hasta el más mínimo detalle. La historia no juzga a sus personajes, no existen buenos, ni malos, pero eso no significa que sea de naturaleza documental. La película no pierde el corazón ni la visceralidad para contar las cosas como se debe; la balanza que no cae por ningún lado. “Tierra de Nadie” nos empuja hacia las sombras y verlas de cerca nos maravilla y nos asusta en partes iguales.
El dato
> Director: Denis Villeneuve.
> Elenco: Emily Blunt, Benicio del Toro, Josh Brolin, Daniel Kaluuya, Maximiliano Hernández, Jeffrey Donovan.
> Género: Drama / thriller
> Clasificación: B15
> Duración: 122 minutos