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Entrevista a Eufrosina Cruz Mendoza: ‘La política es para ayudar’
Emergida del profundo sur del País, la indígena zapoteca Eufrosina Cruz Mendoza, hizo un alto en el camino a sus sueños para platicar con Semanario sobre lo que hay detrás de la mujer reconocida por la ONU como uno de los 100 liderazgos que han movido al mundo.
Vestida con un traje típico de los indígenas amuzgos, Eufrosina habla de su lucha por alcanzar los anhelos de Oaxaca, el pueblo con mayor pobreza a nivel nacional, a través de la defensa de los derechos humanos de mujeres y hombres.
“Que no le digan a él, por ser hombre, ‘no tienes los mismos derechos’ o por ser mujer, sino que crezcan en una sociedad en donde no haya esa diferencia de ser mujer o de ser hombre, en una sociedad de igualdad”.
Comparte además su visión de la política “la política es la herramienta para ayudar, incidir en los sueños”, y su aspiración a la gubernatura de su estado: “No es estar preparada, es de haber caminado. No es nada más de querer gobernar un estado, es primero de haber vivido, de haber conocido y saber de verdad qué le duele a tu pueblo”.
-¿Quién es Eufrosina Cruz cuando no está en el Congreso, con los medios, en la ONU, en Los Pinos?-
“Eufrosina es mamá de un bebé que se llama Diego, que tiene dos años y siete meses. Es hija de mis papás. Hoy me toca cuidar a mi papá que está enfermo. Entonces me vuelvo eso, mamá. Me gusta hacer de todo en la casa, ¿no?, esposa también, que es lo último que me acuerdo”, (ríe).
-¿Y de la puerta de su casa pa fuera quién es usted?-
“Soy una mujer rebelde, terca, que sigue soñando con un Oaxaca en donde mujeres y hombres tengamos las mismas oportunidades. No es un tema contra los hombres, para nada, porque mis hermanos son hombres, mi esposo es hombre, mi marido es hombre, pero mi responsabilidad como mujer es que mi hijo crezca en una sociedad en donde los hombres y las mujeres tengan las mismas oportunidades.
“Que no le digan a él, por ser hombre, ‘no tienes los mismos derechos’ o por ser mujer, sino que crezcan en una sociedad en donde no haya esa diferencia de ser mujer o de ser hombre, sino en una sociedad de igualdad donde a los indígenas se nos vea como iguales, que no se nos vean como museos andantes, sino, eso, que nos vean como personas, con capacidad también para aportar al desarrollo de nuestro estado, de nuestra comunidad y de nuestro País”.
-¿Quién era usted, qué hacía a los 12 años, antes de los 12 años?, porque dice que a las niñas en su pueblo las casan a los 12 años-
“Aprendiendo a hacer tortillas, a cortar leña, en el burro, a ir a zacatear, ir a limpiar milpas, levantándome a la misma hora que mi mamá, a las 3;00 de la mañana, para bajar el nixtamal y hacer las tortillas.
“Entonces ahí no creces como una niña, jugando muñecas. Yo nunca tuve una muñeca. Yo tuve mi primera muñeca a los 30 años, que me regalaron una muñeca, ¿no?, y por eso yo era eso, una niña preparándose para ser mujer a los 11 - 12 años”.
-¿Y cuándo dijo ‘no, yo no quiero eso’?-
“Cuando tú naces en ese entorno, pues te rebelas a no repetir la historia de tu entorno, no solamente de tu madre y de tu hermana. El instinto, yo creo, de sobrevivencia hace que digas no a todo lo que duele, porque esas cosas duelen, ver violencia, ver esa pobreza y esa marginación y que tú vas para lo mismo…”
-¿A usted también quisieron venderla por un canasto de pan?-
“No, no vender, yo… Sino que no culpo ni a mi papá ni a mi mamá, es la circunstancia de ese entorno, porque mis padres no saben leer, no saben escribir, no saben hablar español, su lengua materna es al zapoteco, La mayoría de los hombres y de las mujeres que habitan ahí, ahí nacen, ahí mueren, no conocen otro entorno, por lo tanto el vender no, sino que eso es lo que creían que era lo correcto.
“Por eso se entrega a una niña y a cambio te lleven panes, el presente, que le llaman, era normal. Si yo no me hubiera educado para mí fuese normal también, pero hoy que me eduqué, pus yo digo que eso está mal, ¿no? Por lo tanto es un tema de educación, de decir ‘a los 12 años, 13 años no me quiero casar, no quiero que me den un canasto de pan, una fanega de maíz, de frijol a cambio de que yo me vaya con un señor’.
-¿De dónde le vino esa terquedad y esa rebeldía?, ¿quién la azoró?, ¿quién la asustó?-
“Yo estudié la Primaria allá en mi pueblo, o sea, por eso yo admiro mucho a esas maestras, a esos maestros, que tienen que caminar cinco horas, caminar seis horas. El maestro que me dio clases en la Primeria, por ejemplo, caminaba casi 12 horas.
“Cuando salgo de mi tierra no había luz, no había carretera y ese maestro me enseñó eso, a soñar, a llevarnos esos recortes de periódico y decir que había otro entorno fuera de Quiegolani”.
-¿Y cómo le cambiaron su vida, personalmente, todos esos eventos, todas esas cosas que le han pasado. Lo de 2007, por ejemplo, lo de su diputación?, usted era antes la niña indígena que echaba tortillas… Ahora trae celular, viaje en avión…-
“Muchas veces me han cuestionado, ‘es que Eufrosina ya se volvió indígena light, porque ya puede entrar a restaurantes, a hoteles’. O sea, estos paradigmas culturales que hay que romper, decir, ‘no, el hecho de ser indígena no significa que no merezca yo acceder al desarrollo’, porque por eso precisamente salí de mi tierra, porque ya no quise dormirme en el piso de tierra, sino que ya quiero dormir en una cama, que mis papás se duerman en una cama.
“Entonces el hecho de cambiar todo eso y decir al resto de la sociedad que como mujeres y como indígenas también tenemos capacidad para aportar nuestra visión y nuestra opinión de lo que queremos. Y eso se logra solamente con educación, rompiendo con ese velo de la ignorancia. Y esa soy yo”.
-¿Quién le dijo que era una indígena light?-
“Un chingo. De verdad, ese es el reto, de decir a la sociedad a ver, por el hecho de que, pus hay veces que me pongo vestido, pantalón, lo que se me pegue mi gana y el día que yo quiero vestir mi traje regional me lo pongo y esa es la libertad, que nadie nos diga qué es lo que tenemos qué hacer, sino que nosotros como seres humanos defendamos esa libertad”.
-A propósito, platíqueme de este traje que viste ahora-
“Es un traje de los amuzgos. En Oaxaca hay 16 etnias: amuzgos, triquis, mixtecos, zapotecos, que está bordado en telar de cintura, o sea a mano y que es pintura natural, aunque le eches cloro no se chinga”.
-¿Nunca se le subieron los humos a Eufrosina?-
“No, no porque regreso a mi tierra, todavía tengo que ir. De la capital a mi pueblo son siete horas, cuatro horas de terracería, pus no se te puede olvidar el traqueteo de la carretera y mucho menos se te puede olvidar el por qué estás luchando”.
-¿En qué grado sigue siendo parte de los abusos y costumbres del país discriminar a los indígenas, tratarlos como mexicanos de segunda clase?-
“Se ha confundido la visión. El tema de cultura y el tema de las costumbres lo tenemos todos como sociedad, indígenas o no indígenas. La cultura yo la defiendo, mi lengua materna, me siento orgullosa de hablarla y de llegar con mis papás, con mis hermanos. Yo no dialogo en español, dialogo en mi lengua materna.
“El ponerme mis trajes en las fiestas, el participar en la mayordomía del pueblo, en adornar las calles de mi pueblo, eso lo defiendo, pero no la violación a los derechos humanos, no la detención del desarrollo de nuestras comunidades. Y quien ostente eso para detener el desarrollo de las comunidades pus ahí se tiene que aplicar la ley y ese es el fondo de mi lucha, que nadie utilice la cultura de las comunidades para detener el desarrollo”.
-¿Odia?, ¿Eufrosina mantiene algún odio especial?-
“No, no me siento víctima, porque también la sociedad nos ha victimizado y yo he dicho ‘ a ver, yo no soy víctima?’. El problema es que no nos han generado las mismas oportunidades y lo que quiero es que nos den las oportunidades, que me ayuden a pescar, no que me den el pescado, porque también tengo necesidad de pescar, pero necesitamos las condiciones”.
-¿Quién dicen sus enemigos que es usted?-
“Pus quién sabe, hay que buscarlos y hay que preguntarles”, (ríe).
-¿Nunca le ha llegado algo?-
“Eso, que soy indígena light, entonces pus como dicen en mi pueblo ‘ponte un chingo de manteca pa que todo se te resbale’, entonces bueno, no pasa nada”.
-¿Y usted se aplica esa receta?-
“Sí, o sea, porque la vida me enseñó eso, porque la vida no me dio dos oportunidades, la vida me dio una sola y la tome, con las consecuencias y las responsabilidades que eso significaba”.
-¿Maldice usted, seguido?-
“No, para nada. Hablo irreverencias, pero pus así soy y tampoco puedo cambiar”.
-¿Cómo la ven sus padres, sus hermanos?, ¿es el ejemplo de su familia, el orgullo de su pueblo?-
“Eufrosina sigue siendo para… mi gente, para las señoras. Para mis papás… pus sigo siendo la china, a ellos ni les interesa si fui diputada o no y eso es lo más maravilloso, que sigue habiendo esa comunidad y esa comunión con ellos y por eso también no te pierdes o pierdes el objetivo, porque regresas a ese entorno y todavía le debo muchas cosas a ese entorno, todavía faltan muchas cosas para consolidar el sueño que yo busco, que es esa igualdad de circunstancia, que haya salud de calidad, educación de calidad, en el entorno de donde yo vengo”.
-Su esposo… ¿qué dice?-
“No dice nada, (se ríe). No pus ahí está, me ayuda a cuidar a mi nene, como mi nene está chiquito todavía. El matrimonio es un equipo y el día que los matrimonios son equipos pus ya cada quien tiene que pus agarrar su camino”.
-¿Cuál es su visión de la política?, ¿cómo debe de ser un político según Eufrosina?-
-La política es la herramienta para ayudar, incidir en ese sueño. La política es el medio, los partidos son el medio y los ideales los lleva uno, los defiende uno, los construye uno y de depende de ti, de que tus ideales sigan ahí, entrar o no en lo que diga la burbuja, ¿no?, y a mí no me gustan las burbujas”.
-Usted ha expresado su deseo de ir por la gobernadora de Oaxaca, ¿está lista, preparada?-
“Yo creo que la capacidad todos los seres humanos la tenemos. La experiencia se construye todos los días, si la quieres construir buena o mala depende de cada quien. No es estar preparada, es de haber caminado. No es nada más de querer gobernar un estado, es primero de haber vivido, de haber conocido y saber de verdad qué le duele a tu pueblo.
“Porque, precisamente, siendo el estado con mayor pobreza a nivel nacional, y yo lo digo porque vengo de ese entorno, tuve que arrebatar y decir ‘yo también quiero estudiar, yo también quiero decidir por mí, yo no quiero casarme como mi hermana, pero para eso tuve que huir de ese entorno y cuando has venido de ese entorno pus quieres también que otras mujeres y otros hombres que están en ese entorno, tuviesen la oportunidad que tienes y para eso pus hay que generar las políticas públicas económicas, de salud, de educación, en pro de eso que tú ya viviste”.
Un poco de Eufrosina
> Nació Oaxaca en 1979 y es una activista política mexicana, que ha destacado por luchar por los derechos políticos de las mujeres en los municipios indígenas en su estado.
> Cobró notoriedad al triunfar en la elección a presidenta municipal de Santa María Quiegolani en 2007 y serle anulado su triunfo por estipular las leyes tradicionales que las mujeres no podían ser electas al cargo.
> Fue electa diputada local en 2010, es desde el 13 de noviembre del mismo año, Presidenta del Congreso de Oaxaca.
> Nació en la comunidad de Santa María Quiegolani, en una familia zapoteca, inicialmente solo hablaba su idioma materno.
> Aprendió el idioma español a la edad de 12 años, y continuar sus estudios en la capital del estado, Oaxaca de Juárez.
> Ahí logró culminar la licenciatura en Contaduría Pública y desempeñar su carrera profesional durante un tiempo.