Jefe anulador

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Jefe anulador

Foto: Vanguardia/ Archivo
¿Por qué los buenos empleados dejan su trabajo? ¿Qué es lo que provoca que mucha gente salga de su empleo?

Muchos jefes se quejan de que sus mejores empleados siempre renuncian. Y sí, deben quejarse de ello, ya que pocas cosas son 
tan costosas y disruptivas para una empresa, como la salida de un buen elemento.

Pero los buenos empleados no se alejan de su trabajo, se alejan de sus jefes.

¿Cuáles son las cosas que los jefes hacen que obligan a los buenos trabajadores a renunciar?

Aquí están las más comunes y las más destructivas.

1. Sobrecargan de trabajo 

Nada desgasta a un buen empleado tanto como una sobrecarga de labores. Es muy tentador sacarle todo el provecho a los mejores elementos, pero presionar demasiado a los individuos destacados de un equipo, los hace sentir castigados, precisamente por ser buenos en lo que hacen. 

Es una medida contraproductiva. De hecho, un estudio de la Universidad de Stanford encontró que la productividad disminuye dramáticamente cuando la semana laboral excede las 50 horas de trabajo.

Si tiene que incrementar la carga de responsabilidades de un buen trabajador, tendrá que subirlo de puesto y de salario. Los empleados talentosos son capaces de asumir nuevas obligaciones, pero no se quedarán si empiezan a sentirse sofocados por jefes cada vez más exigentes. Si solo le da más trabajo a una persona “porque puede con la carga”, sin mejorar su condición, buscará un nuevo empleo que le proporcione lo que merece.

2. No valoran los aportes

Es muy fácil subestimar el poder de una ‘palmadita en la espalda’, especialmente cuando hay empleados que acostumbran a dar buenos resultados. A todos nos gusta recibir estímulos por lo que hacemos, sobre todo aquellas personas que constantemente se esfuerzan en ser mejores. Los jefes deben ser capaces de encontrar qué hace que sus mejores empleados se sientan bien (para algunos es un aumento de salario, pero para muchos basta con el reconocimiento público).  

3. Solo ven las cifras

Más de la mitad de las personas que abandonan su empleo lo hacen porque tienen una pobre relación con su jefe. Las compañías más inteligentes se aseguran de que sus directivos sepan balancear el trabajo con el ser humano.
 
Son los directores que celebran el éxito de un empleado, que se muestran cercanos con aquellos que están pasando dificultades y que son capaces de visualizar a las personas que hacen esfuerzos para mejorar. Es difícil trabajar para un jefe al que solo le interesan las cifras.

4. No honran su palabra

Cuando un jefe cumple lo que promete, crece ante los ojos de sus empleados porque prueba ser de confianza y honorable (dos cualidades imprescindibles para un directivo). Pero cuando no actúa según lo dicho, se muestra como un ser irrespetuoso al que no le importa nada ni nadie. Después de todo, si el jefe no cumple con su palabra, ¿por qué habrían de hacerlo los demás?

5. Promueven a las personas equivocadas

Los empleados que trabajan muy duro suelen animar a los compañeros que se esfuerzan de la misma manera. Pero cuando los jefes no se afanan en contratar buenas personas, se desmotivan. Promover a los empleados incorrectos es aún peor. No hay un insulto mayor que ascender al compañero que no hace nada cuando usted trabaja con todo su empeño.

6. No dejan soñar

Los empleados talentosos suelen ser muy apasionados. Ofrecerles oportunidades para perseguir sus sueños mejora su productividad y la satisfacción con lo que hacen en su lugar de trabajo. Pero muchos jefes quieren que sus empleados trabajen dentro de una cajita hecha de normas y reglamentos.  De hecho, temen que la productividad disminuya si sus trabajadores no están enfocados 300 por ciento en su trabajo. Sus miedos carecen de fundamento porque los estudios demuestran que las personas que son capaces de seguir sus pasiones dentro de sus empleos experimentan una especie de ‘subidón’, un estado mental de euforia que les permite ser hasta cinco veces más productivos que los demás.

7. No reconocen las habilidades ajenas

Hay jefes que desconocen la operación diaria de sus empleados y que tratan de excusarse diciendo que confían en ellos y que sus trabajadores son autónomos. 

Esto es una tontería. Los buenos gerentes deben reconocer no sóloqué tan talentosos son sus colaboradores, sino poner atención a las labores de sus equipos y constantemente mejorar su retroalimentación. 

Ser jefe implica encontrar las áreas de oportunidad para que sus mejores empleados puedan desarrollarse. Si no lo hace, lo más probable es que se vayan a otra parte.

8. Traban la creatividad 

Los empleados talentosos buscan mejorar todo lo que tocan. Si usted les quita la habilidad de innovar porque se siente cómodo con el status quo, hará que odien sus trabajos. Ponerle trabas al deseo innato de mejorar no solo limita a sus empleados, lo limita a usted.

9. No presentan desafíos

Los buenos jefes estimulan a sus empleados a lograr cosas que antes parecían imposibles. 

En lugar de fijar metas mundanas, ponen objetivos que impulsan a la gente a salir de su zona de confort. Y hacen todo cuanto puedan por ayudar a sus equipos a lograrlo. Cuando las personas inteligentes se la pasan haciendo cosas demasiado fáciles o aburridas, empiezan a buscar otros empleos que los desafíen intelectualmente.

En conclusión, si quiere que los mejores miembros de su equipo se queden en su empresa, debe pensar muy cuidadosamente en cómo los trata. Los buenos empleados aguantan mucho, pero su talento les da abundancia de opciones para irse donde les traten mejor.

10. El perfil del jefe exitoso

Se supone que un jefe es una persona que, con información, conocimientos y contactos, dirige un equipo capaz de de mantener alta la productividad y la moral de una empresa. 

Para ser un jefe exitoso es necesario contar  con capacidades que le permitan no solo superar las dificultades, sino las amenazas del mercado. E incluso tener la curiosidad suficiente para atender de  manera rápida a las necesidades de su personal.

Los días del jefe siempre estarán llenos de retos y vicisitudes, por tanto, un jefe debe ser flexible para adecuarse rápidamente al entorno. 

Parte de su labor es anticiparse a los cambios y estar listo para adecuarse a ellos.  Los jefes exitosos son capaces de inspirar a sus empleados no solo para alcanzar las metas de la empresa, sino los sueños personales de cada uno de ellos. (El Universal)