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Mujeres indígenas quieren "revolución educativa" para que se escuche su voz
México.- La poeta y narradora Celerina Sánchez necesitó 25 años para poder escribir obras en su lengua materna, la Ñuu Savi; desde entonces lucha para que se escuche su voz y la de las demás comunidades indígenas de México.
"Hablé el Ñuu Savi desde pequeña, en la escuela conocí el español a los nueve años, pero fue hasta los 25 cuando pude escribir en la lengua de mi gente y fue gracias a mi trabajo autodidacta", asegura a Efe Sánchez, una de las delegadas de II Encuentro de Comunicadoras Indígenas y Afrodescendientes celebrado esta semana en Oaxaca.
El congreso reúne a 80 mujeres indígenas y descendientes de África, entre ellas escritoras, periodistas, fotógrafas y realizadoras de vídeos provenientes de Guatemala, Nicaragua, Perú, El Salvador, Argentina, Estados Unidos y México.
Desde el pasado lunes los debates se han referido a vivencias como la de Celerina Sánchez, quien no tuvo la oportunidad de recibir en el colegio clases de su idioma y pasó mucho tiempo antes de dominar la gramática y la grafía del Ñuu Savi.
"En los pueblos indígenas es común el racismo y la discriminación y queremos que se oigan nuestras voces, en México hay muchas trabas para abrir radios comunitarias, en Guatemala también existe ese problema y se necesita una legislación que favorezca la apertura de una comunicación alternativa", dice.
El foro tiene el objetivo de propiciar experiencias de comunicación entre mujeres indígenas y afrodescendientes y trazar estrategias para encontrar espacio en los medios o crear medios para expresarse.
"Necesitamos una revolución educativa en la que se incluyan nuestras voces, no existen escuelas en las que se hable nuestra lengua, hay interculturales, pero en ellas domina más el español y la historia del país, mas no la de los pueblos", cuenta.
Las mujeres reunidas en Oaxaca han abierto esta semana cinco centros de debate de temas como el género y la intercultura de los medios, la legislación de los medios comunitarios en los países participantes y la llegada al poder de las mujeres en los espacios públicos y de decisión, entre otros asuntos.
La historia de la narradora es similar al del resto de las participantes en el evento, lo confirma la peruana Rosa Palomino, de la etnia aimara, en cuyo país casi medio millón de habitantes sufren discriminación.
"Allá debemos enfrentar el reto del racismo; ha sido una lucha de muchos años, nos miran diferente por hablar de manera distinta, por el color de nuestra piel y por usar nuestra chaqueta y sombrero", señala.
Palomino es miembro ejecutivo de la Red de comunicadores indígenas de Perú y en Oaxaca ha tenido la oportunidad de contar sus experiencias y la de su comunidad.
"En mi país las leyes son desde arriba y necesitamos una nueva Constitución que nos incluya", agrega.
Las delegadas han coincidido en estos cinco días en que ante la dificultad de llegar a los grandes medios, las redes sociales son un instrumento de muchas posibilidades y confían en utilizarlo para poco a poco ganar terreno.