Derechos humanos en Coahuila: la tragedia no para...

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Derechos humanos en Coahuila: la tragedia no para...

“Mi visita ha sido aleccionadora en cuanto a las realidades cotidianas de millones de personas en México. Y finalmente, son las personas quienes juzgarán. No soy yo, ni mi oficina, ni la ONU ni los representantes del Estado quienes podamos declarar que lo que se está haciendo o se ha hecho, sea suficiente.

“Sólo la gente puede hacer esto, especialmente aquellas personas en mayor desventaja, las víctimas del delito o las familias de éstas son quienes tienen la credibilidad para emitir este juicio. Una sociedad afligida por los altos niveles de inseguridad, de desapariciones y de asesinatos, el continuo acoso a personas defensoras de los derechos humanos y periodistas, la violencia contra las mujeres y los terribles abusos hacia migrantes y refugiados que transitan por el País en su camino a Estados Unidos. 
Estadísticas oficiales muestran que 98% de los crímenes cometidos en México quedan sin resolver; la mayoría de ellos no son nunca propiamente investigados. Por tanto no es sorprendente que la ciudadanía mexicana se sienta insegura — no obstante la baja en la tasa de homicidios y secuestros, misma que saludamos”. Es lo que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos reportó en su informe derivado de su visita a nuestro País este panorama, que pareciera ser levantado en una zona de guerra como: Siria, Afganistán o algún país africano.

A pesar de su alta producción de leyes, decretos, reglamentos y demás derivaciones de imagen, de forma, pero no de fondo, emitidas por el Gobierno de Coahuila, la tragedia de las desapariciones, las amenazas y trapacerías disfrazadas de leyes hacia los periodistas y miembros de las ONG’s en el Estado no para, al contrario se multiplican contra aquellos que distan de la opinión oficial.

Como si se refiriera a Coahuila, el Alto Comisionado continuó en su reporte aduciendo: “Hago un llamado urgente a las autoridades a ofrecer más y mejor protección tanto a las defensoras y defensores de derechos humanos como a quienes ejercen el periodismo, quienes han sufrido una terrible serie de asesinatos, amenazas, golpizas y otras formas de intimidación en los años recientes. Repetiré la insensible estadística nuevamente: México tiene al menos 26 mil casos de personas no localizadas, y nuevos casos ocurren cada día. La miseria unida a la estadística es imposible de comprender. El fracaso de la policía, del sistema de justicia para esclarecer el paradero de las víctimas y lo que les sucedió, y sobre todo, de los sucesivos gobiernos y del sistema político en su conjunto para detener estos crímenes no sólo es lamentable, es profundamente trágico”.

Los datos duros de nuestra tierra confirman el argumento: de acuerdo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas (RNPED), Coahuila figura a nivel nacional entre los siete estados que menos personas desaparecidas han localizado, cifra que se ha mantenido con cambios insignificantes. Se informó que a este año, las denuncias por el fuero común y federal en Coahuila fueron mil 430.

Apenas en junio pasado, Gobierno del Estado mencionaba que  había 398 cadáveres y restos humanos sin identificar que en breve van a ser exhumados y sometidos a estudios de genética, para compararlos con los de familiares de personas desaparecidas.

Se habla de la tragedia de Ayotzinapa donde faltan 43, cuando aquí en Allende, Coahuila, nos faltan 300, sin duda el procurador tiene un ángel de la guarda muy poderoso o de plano los coahuilenses estamos dormidos y nos hace falta despertar y denunciar internacionalmente ya que aquí no hay oídos, ni voluntad.

La tragedia continúa sin duda, en las palabras de una de las madres del FUUNDEC: “¿Cuál es el problema?,  pues todo ronda en dos cosas: corrupción y complicidad de autoridades. El Estado permite que continúe esta tragedia. Nosotros les hemos dado pruebas, ahí en su escritorio, que pudieron haber llevado en su momento a dar con el paradero de los nuestros; sin embargo, todo se obstaculiza por esa corrupción de los agentes. “No es posible —añade— que las mismas personas (responsables de investigar) sigan en los mismos cargos de búsqueda y localización, sin dar resultados. Eso ocurre aquí en Coahuila, pero es la misma situación en todos los estados. No investigan y, lo peor, dan informes no sustentados debidamente. Al hacer eso apuestan a nuestro dolor, a nuestra muerte o a que nos quedemos en el camino del miedo”. Despierta Coahuila.