El duelo, una experiencia personal para la que no hay convenciones

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El duelo, una experiencia personal para la que no hay convenciones

Las ceremonias no tienen por qué ser todas iguales. Se pueden pensar alternativas personales en honor al difunto. Foto DPA
Los rituales contribuyen a brindar cierta claridad. Por eso, ayuda volver a recordar todas las facetas del muerto.

Berlín, Alemania.- La muerte de un ser querido deja a sus deudos dolidos, cuando no desesperados. Sin embargo, los duelos son procesados de formas muy distintas por las personas: algunos lloran y sienten dolor por la pérdida, o tienen miedo al futuro, mientras que otros prefieren quedarse con los recuerdos más bonitos. Los psicológos aseguran que toda la gama de sentimientos de la que tenemos conocimiento interviene en un duelo, y eso incluye desde el enojo hasta el alivio.

Dado que los duelos se suelen traducir en caos e impotencia, los rituales contribuyen a brindar cierta claridad. Por eso, ayuda volver a recordar todas las facetas del muerto -también las difíciles-, reconciliarse con ellas y despedirse. Los rituales centrales suelen ser las exequias y luego el entierro o la disposición de las cenizas, si se opta por una incineración.

- Ceremonias: cada país tiene distintas disposiciones en cuanto a los féretros y urnas. En Alemania, por ejemplo, es obligatorio que sean depositados en un cementerio, incluso las cenizas, que no se pueden llevar a casa. Sin embargo, las exequias no tienen por qué llevarse a cabo en el cementerio. Si el difunto era un amante de los caballos, por ejemplo, nada impide celebrar una ceremonia en su recuerdo con sus íntimos en un establo, para honrar su pasión.

- Hacerlo personal: los especialistas afirman que es importante recordar a la persona y resaltar y honrar lo que era único en ella. Esto se logra con gestos amorosos que pueden ir desde pasar algunas de las canciones favoritas del difunto durante la ceremonia hasta que sus seres queridos lean cartas en su recuerdo o le dediquen unas palabras.

- Romper con las convenciones: los rituales estereotipados pueden ser terribles. Para los deudos suele ser mejor algo más personalizado, incluso aunque sea inusual. Un empleado de una funeraria recuerda que una vez asistió a un funeral al que todos habían ido con sus perros porque el niño que había muerto amaba a los caninos. Se trata de poder expresar, por última vez, el amor por esa persona, más allá de lo que puedan pensar los demás. Por eso, no hace falta atenerse a las convenciones y tradiciones.

- Expresar el dolor: no se trata sólo de discursos y canciones. Hay quienes, por ejemplo, pintan el féretro con dibujos, leyendas y símbolos, de modo de que en su último tránsito el muerto esté acompañado por estas expresiones de cariño de sus familiares y amigos.

- Llorar al muerto fuera del cementerio: no hace falta ir al cementerio para expresar el dolor. No todas las personas se sienten cómodas allí. Se puede, por ejemplo, plantar un árbol en honor al difunto en el propio jardín y recordarlo bajo sus hojas, o hacer un paseo que se solía hacer con la persona fallecida y pensar en ella.

Hay quienes adornan el féretro de modo de que en su último tránsito el muerto esté acompañado por estas expresiones de cariño. Foto DPA