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México cuenta con "armas" por si acaba el TLCAN
La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) ha entrado en una etapa compleja en la que los avances se dan a paso lento. En tanto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no deja de amenazar con sacar a su país del tratado; sin embargo, este escenario no sería el mejor para su nación, dado que de concretarse, México puede aplicar aranceles hasta 10 veces más altos que EU en sectores clave como petróleo, agroalimentos, textiles, manufacturas y transporte.
No hay duda de que México tiene “las armas” para enfrentar la salida de EU, pero lo más seguro es que no las use debido a la política comercial, dado que desde antes de la firma del TLC se adhirió a la Organización Mundial de Comercio (OMC), desde donde lleva a cabo un proceso de apertura y de competencia internacional que lo lleva a reducir aranceles en lugar de aumentarlos.
Un experto en el tema es el ex presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, quien en una conversación con MILENIO corroboró que en caso de dar por terminado el acuerdo, el país puede aplicar aranceles muy elevados a EU; sin embargo, añadió: “¿Adónde iríamos con algo así? En los años treinta, lo que llevó a la Gran Depresión o que agravó los resultados, fue que todo el mundo se quería defender con aranceles más altos. El comercio es un instrumento para incentivar las economías”.
¿Qué debe hacer México ante las restricciones de EU?, se le cuestionó al ex mandatario, que hace unos días publicó un libro sobre el TLC, a lo que contestó: “Debemos defender el tratado como ejemplo de mercado abierto. Somos fundadores de este tipo de convenios y eso nos da una enorme autoridad para promover el multilateralismo”.
Estados Unidos ha manifestado su inconformidad con el sistema multilateral de comercio, ya que los aranceles que permite la OMC, y que se aplicarían entre México y Estados Unidos sin TLC, no son los mismos para todos los miembros.
El organismo multilateral permite distinción de aplicación de aranceles de acuerdo al nivel de desarrollo de las economías y a su participación en las rondas de desgravación.
En ese contexto, las economías con mayor grado de desarrollo, como Estados Unidos, tienen niveles de protección arancelaria más bajos respecto a los países en vías de desarrollo —como México— y mucho menores que los países llamados “menos adelantados”.
Según el documento oficial de los perfiles arancelarios de la OMC, en el caso de que el TLC concluya, México tiene el aval del organismo para implementar aranceles considerablemente más altos que Estados Unidos, pero debido a la política comercial unilateral mexicana de apertura es posible que no los aplique, coinciden especialistas.
Las reglas de la OMC indican que México puede cobrar hasta 62 por ciento de arancel a la internación de productos animales y de lechería, pero solo aplica 21 por ciento en promedio a los países miembros del organismo internacional.
Asimismo, puede cobrar hasta 38 por ciento en petróleo, pero prácticamente ya no cobra nada en las importaciones que realiza en ese rubro.
En lo que se refiere a frutas y verduras, puede cobrar hasta 37.4 por ciento, pero solo aplica 15 por ciento en promedio; mientras que, teniendo la oportunidad de pedir 35 por ciento en textiles y 34 por ciento en manufacturas, requiere solo 9 y 5 por ciento, respectivamente.
En Estados Unidos el escenario es distinto, aunque sus aranceles permitidos por la OMC son bajos, los cobra casi en su totalidad. En lo que se refiere a productos animales, su tope es de 2.3 por ciento y cobra 2.2 en promedio; en frutas y legumbre es de 4.9 por ciento y aplica 4.7, mientras que en petróleo tiene el aval de requerir hasta 6.5 por ciento, y lo aplica.
La razón de que México no cobre los impuestos a los que tiene derecho mediante el sistema de comercio multilateral es debido a que en 2008 la Secretaría de Economía (SE) hizo una reducción unilateral de aranceles, cuya implementación fue ampliada en 2012.
El objetivo de estas reducciones fue eliminar la complejidad operativa y las incongruencias, según dijo Bruno Ferrari, quien era el secretario de Economía en ese periodo. “Buscamos acercarnos al promedio arancelario de nuestros socios comerciales.
El ex funcionario de la administración panista de Felipe Calderón tiene un libro llamado Contrastes de cuatro décadas: un recorrido por la economía de México . Ahí, señala que con aquella acción se pretendían eliminar los esquemas de excepción que beneficiaban a las grandes empresas e incluir a las pequeñas y medianas empresas al comercio internacional.
Luis Ernesto Derbez, quien fuera secretario de Economía en la administración de Vicente Fox, indicó en entrevista que existen 50 por ciento de posibilidades de que se concluya el TLC, con lo que acabarían los tratos preferenciales y se aplicarían las reglas de la OMC.
No obstante, añadió, entre México y EU se puede negociar un acuerdo bilateral para que los sectores no se vean tan afectados.
“Si para Donald Trump es importante salir del TLC por razones políticas, lo hará porque tiene la opción de ir por un acuerdo bilateral. Lo ha dicho en los últimos meses, lo que le interesa es algo entre México y EU”, subrayó.
Por su parte, Fernando Ruiz Huarte, director del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (Comce), señaló que con o sin el TLC, México es un país abierto comercialmente hablando.
Explicó que más de 90 por ciento de las tarifas arancelarias de México está en niveles de cero o cercano, y solo algunos productos sensibles para la actividad productiva son los que todavía tienen picos arancelarios, como acero, calzado, y ciertos agroalimentos.
“Si haces una ponderación de todas las importaciones que hacemos entre pago de impuestos de importación, no llegan a 1 por ciento, en realidad es una economía totalmente abierta por la parte arancelaria. Eso se debe a las desgravaciones unilaterales que hicimos”, dijo.
Herminio Blanco, líder negociador del TLC original, destacó que el equipo que está ahora en la Secretaría de Economía tiene gran experiencia. Por ejemplo, su titular, Ildefonso Guajardo, inició en el equipo de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial en 1990, mientras que el subsecretario Juan Carlos Baker estaba en la dependencia en un equipo integrado por “jóvenes recién llegados”.
Falta competencia
La inserción de México en la economía internacional ha tenido, en general, un balance positivo, puesto que se ha convertido en una economía relativamente abierta, y brindando acceso a una mayor cantidad de productos e insumos, ganando espacios importantes en los mercados internacionales, afirmó la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).
No obstante, aseguro que aun así persiste una serie de obstáculos y barreras que, además de afectar la libre concurrencia y competencia en los mercados, tiene efectos adversos en el bienestar del consumidor y genera distorsiones sobre el funcionamiento eficiente de los aparatos productivos.
En su compilación de reportes “Política Comercial con Visión de Competencia”, la Cofece señaló que si bien los tratados de libre comercio firmados por México garantizan el acceso preferencial a una amplia gama de productos, no resuelven las necesidades de abasto por completo.
Por citar solo un ejemplo, la Cofece señaló que en el sector agropecuario gran parte de las importaciones se benefician de aranceles preferenciales, siendo el promedio efectivamente pagado alrededor de 0.5 por ciento. Sin embargo, dijo que no hay que perder de vista la existencia de altos aranceles a través de la OMC en productos específicos, de países que no puedan reclamar preferencia alguna con tratados o programas especiales.
La Cofece indicó que el caso del azúcar, papas y pollo cuentan con un arancel 100 por ciento ante la OMC, el tabaco, con 67 por ciento, mientras que el café tostado, instantáneo y extractos de café, de 50 por ciento.
Hay una relación directa entre la baja de aranceles y la competencia, pero hay que revisar en dónde se requiere, aseguró en entrevista el director del Instituto Mexicano para la Competitividad, Juan Pardinas.