Gobierno(s) abierto(s)
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Gobierno(s) abierto(s)
15 años han pasado y la idea comienza a permear: eso llamado transparencia incide mucho menos de lo que, en discurso, prometía.
La coincidencia de su aparición junto al cambio del partido que ostentaba la Presidencia, tal vez, detonó expectativas que fueron, con el tiempo, moderándose.
Luego, abandonándose. Pasó el tiempo y la evidencia no se juntó: las decisiones colectivas no estuvieron mejor informadas, la organización interna de las oficinas tuvo un ritmo propio, la corrupción persistió.
Por otro lado: Se puede ser muy transparente y, al mismo tiempo, muy corrupto; se puede tener la mejor ley y, no por eso, las mejores prácticas; se pueden llenar páginas con datos y documentos y, no por eso, provocar una mejor información.
Se creó, eso sí, una enorme estructura para la promoción y defensa de la nueva agenda. Mucha tinta ha corrido, muchos discursos pronunciados. Y, pese a esto, quedó corto.
Avances hay, por supuesto. Casos excepcionales donde eso llamado transparencia marcó la diferencia. Destaco el volumen del ruido sobre el número de nueces, eso es todo.
Pero si la transparencia quedó a deber, lo importante ahora es preguntarnos: ¿por qué resultó así? y, de llegar a una respuesta, ¿qué puede cambiarse?
En lo de la transparencia, me parece, poco se hizo por acordar qué se entendía por ello. Tácitamente se reconoció que todos entendíamos el discurso de la misma manera. Un discurso, además,construido en el nivel de la metáfora.
Para que las cosas sucedan, los implementadores requieren más. Sin señales claras, con mensajes encontrados, los implementadores se dedicaron (en el mejor de los casos) a cumplir con leyes… mismas que, desde el diseño, no han estado alineadas con lo que se prometía en el discurso.
Faltó, para decirlo directo, trabajar en una definición prescriptiva para la política pública y no solo en una construcción conceptual. Un ciclo recorrido muchas veces sin darnos cuenta.
Entre las fórmulas que actualmente se intentan como para saldar los pendientes de la transparencia, se encuentra el Gobierno abierto. Aquí hay, más o menos, un acuerdo conceptual: se integra la transparencia, la participación y la corresponsabilidad.
Hay discusión a nivel conceptual pero, como sucedió con la transparencia, sigue faltando una definición prescriptiva para la política pública.
Luego resulta que todo, cualquier cosa, es Gobierno abierto. Concluyen que lo ya hecho era Gobierno abierto, pero con otro nombre. Si así fuera, que cualquier cosa puede ser Gobierno abierto o es lo ya hecho pero con otro nombre, hay focos rojos de que algo no se está transmitiendo bien y no vamos en la misma dirección.
Cuando a finales del 2011 escribimos (el actual director de Jurisprudencia y su servidor) “De la transparencia al Gobierno abierto. Una breve mirada a la esfera municipal” (capítulo del libro “Retos y perspectivas de los municipios en México”publicado por INAFED y CIECAS-IPN) no podía ni sospecharse el alcance que tendría esa (entonces) nueva expresión.
Mucho trabajo hay por hacerse, y eso es bueno.
A cuenta lo anterior porque lunes y martes estaré en Torreón.
La Academia Interamericana de Derechos Humanos, la Universidad Autónoma de Coahuila y su Facultad de Jurisprudencia, coordinados con media docena de organizaciones nacionales y estatales, promueven un Congreso Internacional en Gobierno Abierto y Rendición de Cuentas. He tenido el honor de ser incluido en uno de las mesas de análisis.
Si todo va bien, ahí nos saludaremos.
@victorspena