Con información de Priscila Chavarría/ Kelly Martínez

Se fue un año más en que los saltillenses abrieron su corazón al milagroso Santo Cristo de la Capilla, quien fuera venerado a través de un novenario lleno de plegarias expuestas por las cientos de familias que encomendaron sus vidas y especialmente la de sus jóvenes a la imagen. 

Ayer por la mañana, entre aplausos, rezos y lágrimas, decenas de feligreses despidieron al Santo Cristo durante su descenso de la Catedral para ser trasladado a su capilla, poniendo fin a los nueve días de celebración. 

Fue durante la misa oficiada por el obispo Raúl Vera en donde agradeció a quienes acudieron de manera ferviente al novenario que cada año se organiza en honor al Santo Cristo, aquel que aglutinó desde las 05:30 de la mañana a los fieles que entre susurros y con rosario en mano, se sumaron a las oraciones.

Al término de la homilía, los creyentes comenzaron a conglomerase entre los rincones de la Catedral para estar lo más cerca del santo patrono, y observar el momento de su descenso.

Se llegó la hora, las lágrimas no dejaron de correr, lo cánticos comenzaron a escucharse con mayor fuerza, al igual que la voz de quienes desesperados y como si se tratara su última oportunidad para ser escuchados, pedían al Santo Cristo la ayuda que tanto imploran.

Luego de que la imagen fue descendida en su totalidad, los integrantes de la Orden de Caballeros del Santo Cristo cargaron la sagrada imagen para desfilar por el pasillo de la Catedral acompañados del obispo Raúl Vera y del obispo emérito Francisco Villalobos, quienes solemnes y en silencio avanzaron para dirigirse hacía la capilla en donde una centena de feligreses estaba ya a la espera del arribo del Santo Cristo. 

Ya en su capilla, la figura con más de 400 años de antigüedad permaneció al alcance de los católicos hasta las 17:00 horas para ser venerada y despedida.

EL ASCENSO
Minutos antes de las 18:00 horas el emotivo evento de ascensión de la imagen dio inicio, la gente abarrotó la Capilla en medio del habitual bochorno y de fondo el órgano que daba las pautas para que la imagen fuera escoltada por los Caballeros del Santo Cristo.

Entre aplausos y cantos los fieles dijeron hasta luego a la imagen, cuyas huellas en el camastro de acrílico fueron palpadas por quienes tuvieron la dicha de estar cerca de la imagen, trasladada a Saltillo hace 410 años por don Santos Rojo.