Podría ser la última broma del genio del surrealismo: el cadáver embalsamado de Salvador Dalí fue encontrado "bien conservado" y con su célebre bigote intacto al ser exhumado por una demanda de paternidad, informaron hoy las autoridades tras una operación rodeada de polémica y secretismo.

La exhumación del pintor (1904-1989) ordenada por la Justicia para tomar muestra de ADN se desarrolló "sin incidentes" la noche del jueves al viernes en el Museo-Teatro Dalí de Figueres, noreste de España, donde uno de los grandes mitos del arte del siglo XX descansa desde su muerte hace casi tres décadas.

"Lo importante es que vuelve a descansar en paz", dijo el secretario general de la Fundación Gala-Salvador Dalí, Lluís Peñuelas. El directivo respondió una de las preguntas que se hacían expertos y profanos: "El bigote preservaba su clásica postura de las diez y diez. Comprobarlo fue un momento muy emocionante”.

Fue uno de los pocos detalles filtrados a la prensa sobre una operación marcada por estrictas medidas de seguridad.

Los trabajos comenzaron a las 20:00 horas (18:00 GMT) de la noche del jueves y se extendieron algo más de cuatro horas, siempre bajo unas carpas colocadas sobre la cripta donde está enterrado el cuerpo "para maximizar la discreción e intimidad", explicó la fundación Dalí en un comunicado.

Los participantes en el operativo se comprometieron a guardar silencio sobre lo que verían. Todos tuvieron que entregar "móviles y dispositivos electrónicos para evitar cualquier grabación de imágenes", precisó la fundación.

Los operarios tuvieron que instalar también una polea para levantar la lápida de una tonelada y media de peso que cubría la tumba, uno de los momentos más delicados del proceso. A partir de ese momento, solo quedó en el interior de la carpa "una representación reducida de las partes del proceso y de la comitiva judicial”.

Entre ellos se encontraba el embalsamador de Dalí, el forense Narcís Bardalet, que destacó el buen estado del cuerpo: "La emoción es muy difícil de explicar, pero fue un momento histórico", comentó a la agencia local Europa Press.

Los médicos forenses pudieron tomar pruebas de uñas, pelo y huesos que, una vez realizados los test de ADN, serán devueltos a su lugar para "respetar la integridad" del cuerpo, según pidió la fundación Dalí. Más allá de eso, Peñuelas lamentó lo ocurrido: "Toda exhumación no deja de ser un acto de violencia con la persona difunta”.

Las muestras de ADN serán analizadas ahora por el Instituto Nacional de Toxicología, dependiente del Ministerio de Justicia español, para determinar si coinciden con las tomadas de la saliva de Pilar Abel, la astróloga de 61 años que asegura ser hija de una relación clandestina entre Dalí y una sirvienta.

Los resultados podrían anunciarse a principios de septiembre, poco antes del juicio por el reclamo de paternidad fijado para el 18 de ese mes.

Si se confirmara la versión de Abel, la pitonisa se convertiría en la única hija conocida de Dalí y sumaría así una faceta inesperada al perfil de un genio al que los biógrafos siempre atribuyeron una sexualidad compleja y enigmática. Tendría además derecho a reclamar la cuarta parte de su patrimonio, ahora en poder del Estado español.

La fundación Dalí, que intentó en varias ocasiones frenar la exhumación, insistió hoy en calificarla como "del todo improcedente" y anunció que reclamará los costos si la prueba de paternidad es negativa.

"La exhumación supone un coste por la operación, pero también posiblemente por la pérdida de venta de entradas", dijo el gerente Juan Manuel Sevillano citado en la prensa. "La fundación estudiará acciones para ser compensada y en su momento solicitar un error judicial para reclamar responsabilidades patrimoniales”.

Superado el revuelo mediático, el museo volvió hoy a la normalidad y reabrió las puertas a los visitantes, unos 4,000 diarios en esta época del año. Muchos se acercaron a ver la lápida donde, después de la agitación nocturna, vuelve a descansar el excéntrico autor de obras como "La persistencia de la memoria" o "El gran masturbador".