Cuando me convertí en hijo adulto… ¿Cómo trato a mis Padres?

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Cuando me convertí en hijo adulto… ¿Cómo trato a mis Padres?

Feliz el hijo que se mantiene presente en la vida de sus padres y pobre del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día...” Autor desconocido

Carlos Fuentes escribió que hay una ruptura en la historia de la familia, que es donde las edades se acumulan y se superponen, y el orden natural no tiene sentido. Y es que cuando somos niños dependemos de nuestros padres, pero cuando somos padres, comprendemos que nuestros hijos son la más grande bendición de Dios.

Decidí escribir de esto porque considero que nos hemos ido convirtiendo en una sociedad joven que se convierte en adultez mucho más egoísta. Dejamos de llamar, de visitar y de ver a nuestros padres y suegros, pensando que ya hicimos nuestra vida y son ellos los que tienen que respetar. ¿Qué tienen que respetar? No debemos convertirnos en hijos ingratos, ni olvidar, que quien somos hoy es gracias a ellos, y que ellos probablemente están en una etapa en la que se ven confrontados con el final de su vida, alguna enfermedad o incluso la muerte.

Hace poco escuché una frase que me hizo pensar bastante:

“Cuando en algún momento pierda la memoria o el hilo de nuestra conversación, dame el tiempo necesario para recordar. Y si no puedo hacerlo, no te pongas nervioso, seguramente lo más importante no era mi conversación y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas.” Cuando los hijos crecemos, dejamos de ver que los padres siguen siendo padres, y siguen teniendo esa necesidad de tenernos cerca, de escucharnos y de ser escuchados.

Cómo hijos adultos nos enrolamos en la familia que comenzamos a formar, los proyectos, los sueños, el acelere de la vida diaria, atender las necesidades básicas… y nos olvidamos muchas veces de interesarnos de forma genuina por nuestros padres y suegros. ¿Los visitamos y los llamamos por verlos, alegrarles el día, llevarles a sus nietos, o por cumplir solamente? Si pudiéramos meternos en la mente y en el corazón de nuestros padres, y suegros… ¿Cuántas heridas y cuántas pérdidas? ¿Cuántas carencias de afecto? ¿Cuántas cosas pendientes por hacer pero que comienzan a ser limitantes por smo trato a mis Padres? en hijos adultos

cumplir. sus padres, muy probablemente lo  ellos son nuestros padres y hay que llamarlesíntomas físicos o enfermedades? Cuántas batallas luchan ellos día con día y cómo hijos desconocemos.

Nos hemos olvidado que aunque nosotros como hijos comencemos a forjar una familia propia, ellos son nuestros padres y hay que llamarles, visitarles, tener detalles con ellos, todos los días. Pero.. ¿Cómo tanto? Claro que tanto. Llamar todos los días para ver como están, como amanecieron. Si tus padres han perdido a sus padres, muy probablemente lo único que tienen es a sí mismo y a tu familia. Y sea como haya sido él, tu tienes cierto deber como hijo que cumplir.

Ojalá te permitas reflexionar si solamente juzgas, esperas y señalas a tus padres, y no estas con ellos de corazón. Ojalá un día no sea demasiado tarde y te lamentes de no haber sido lo suficientemente agradecido y presente, Dios nos da la vocación de hijos y está en nosotros retribuir el amor y la entrega. Piensa en todas las personas que hoy no tienen a su padre, a su madre, a sus suegros, y lo que darían por un minuto de su tiempo, de ese abrazo, de esa llamada, de esa presencia. El amor de unos padres siempre es eterno y todos los días debe de ser día del padre y día de la madre.

Te invito a ser un hijo agradecido, a voltear y mirar a tus padres, a tus suegros y darles su lugar en tu vida y en tu familia. Hayan hecho lo que hayan hecho o hayan sido lo que hayan sido, bueno o no tan bueno, te han dado vida y hoy estas de pie gracias a muchas de sus renuncias, amor y luchas. Haz que de ti sólo nazca amor, agradecimiento y honra hacia ellos.