Las pensiones ¿derecho fundamental o privilegios de unos cuantos?

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Las pensiones ¿derecho fundamental o privilegios de unos cuantos?


“El hombre no puede ser tratado como medio, sino como fin en sí mismo”. 
 Emanuel Kant
Metafísica de las Costumbres 
 

Cuando fuimos pequeños, hablamos de lo que queríamos ser cuando fuéramos grandes. De adolescentes, de las fiestas y de las chicas; de jóvenes, de los proyectos de vida; de adultos, muchos dicen en son de broma, se habla de medicinas, hospitales, del retiro, las jubilaciones y las pensiones, ¿o no?

El cuidado del estado físico y mental de la población, la atención asistencial a grupos vulnerables y la vigilancia del futuro de la población en materia de retiro deben de ser una preocupación del Estado. De tal forma que se implementen políticas justas y equitativas apegadas a derecho, como lo determina el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el 73 Constitucional. Por una razón simple, el Estado, como garante del equilibrio social, es el responsable de salvaguardar el bienestar de la población, así mismo, de buscar un conjunto de políticas e instituciones implantadas para dicho fin.

Así pues, en un modelo económico donde se han priorizado los procesos productivos y éstos han aumentado en forma considerable; los tratados internacionales, la globalización y las tecnologías de información han colaborado para que la economía determine la vida humana. Por causas multifactoriales, las personas, llegan al mundo del trabajo a una edad temprana; determinando así, en un momento también productivo de su vida biológica, que al retirarse muy jóvenes, reciban durante más tiempo una pensión al alargar en promedio su ciclo de vida. Esto, sin lugar a dudas, es preocupante. En este sentido, hablar del IMSS y del ISSSTE en materia de pensiones, es hablar de instituciones que día con día se vuelven insolventes para responder a sus afiliados. Para quienes sigue siendo un motivo de regocijo y éxito económico es para las Afores, que nunca pierden y las ganancias son abundantes.

En 1883, Otto Von Bizmark instauró el Sistema de Cobertura Retributiva de Seguridad Social, ideado principalmente para dar atención asistencial a ciertos tipos de profesionales, así como a los empleados del gobierno. Consistía fundamentalmente en un sistema donde se aseguraba a los trabajadores derechohabientes de riesgos de enfermedad, cesantía, retiro entre otros conceptos de una manera descentralizada. Los sistemas de seguridad y protección social como los conocemos fueron creados por William Beveridge (1942). Por decreto de la reina Elizabeth II estableció dentro de Inglaterra un sistema de protección social donde no existiría por ningún motivo o razón, una diferenciación con respecto al derecho de Asistencia Social dentro de la población, ahí estaba incluido el sistema de pensiones. En México se crearon en 1943.

El país que lidera -según Melbourne Global Pension Index- como modelo de pensiones en el mundo, es Dinamarca. El documento afirma que es un sistema robusto y de calidad. Le siguen en ese orden Holanda, Australia, Suiza, Suecia, Canadá, Singapur, Chile y Reino Unido, donde los trabajadores gozan de buenos retiros y de una vida asegurada.
 
En el siguiente grupo de países que índice enumera con la letra “C” viene Alemania, Estados Unidos, Polonia, Francia, Brasil y México, donde comenta que los sistemas de estos países tienen algunas características rescatables, pero con mayores riesgos y defectos que deben ser atendidos. Sin esas mejoras, la eficacia y sustentabilidad a largo plazo puede resultar muy cuestionable.
 
En el caso México, la OCDE, en el estudio “El sistema de las pensiones en México” publicado el 15 de octubre de 2015, advierte de la necesidad que el Estado tiene de implementar una buena cantidad de reformas para garantizar su funcionalidad en el largo plazo ante el envejecimiento de la población. En este momento el trabajador solo aporta el 6 por ciento de su salario para el fondo del retiro y la recomendación es que sea de entre el 13 y el 18 por ciento. Otra vez volvemos al tema que se propuso en la entrega pasada: ¿y los salarios? La conclusión no requiere mayor complicación: si los salarios son bajos, las pensiones lo serán aún más.
 
En este momento las pensiones y jubilaciones para los trabajadores que empezaron a laborar y cotizar al  Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) antes del 1 de julio de 1997, están regidas por la Ley del Seguro Social de 1973. Este sistema de pensiones se financia con las aportaciones de los trabajadores, el patrón y el Gobierno Federal, en lo que se conoce como régimen tripartito, y se basa en el salario promedio de cada trabajador en los últimos 5 años y el número de semanas cotizadas en las que el trabajador haya realizado sus aportaciones. El problema es simple, en los sexenios de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas se comprometió el dinero destinado a las pensiones de los trabajadores en gasto público, creando un déficit gigantesco del que ahora vemos grandes y severas consecuencias.
 
Recordemos que las pensiones sonel resultado de un esfuerzo de toda la vida laboral del trabajador y es un derecho que permite a la familia vivir de una forma digna. Puede darse por incapacidad permanente (cuando el trabajador sufre un accidente), invalidez (cuando se ésta imposibilitado), cesantía en edad avanzada o vejez (a partir de los 60 años de vida y por vejez a los 65), retiro anticipado, viudez, orfandad o ascendientes. ¿En cuál de los anteriores rubros se encuentran sus conocidos o familiares?
 
En principio es un derecho. Un derecho promulgado en el artículo 73 constitucional, donde se habla de “habiendo cumplido 55 años”, al tiempo cambió a 60. La ley de 1973 decía que para obtener una pensión por cesantía o vejez se debería tener como mínimo 500 semanas de cotización y 60 o 65 años de edad, respectivamente. La de 1997 marca que para obtener una pensión por cesantía o vejez, se deberá de tener como mínimo mil 250 semanas de cotización y 60 o 65 años de edad, respectivamente. Recordemos que el promedio de vida del mexicano está por los 72.7 años, para los hombres, y 77.5, para las mujeres. Por tanto, hablamos de un derecho que como derecho protege o debiera de proteger de forma equitativa a todo trabajador en nuestro País.
 
Sin embargo, en lo institucional, social y personal en este tema, como en otros en México, la referencia a Maquiavelo y su Príncipe es lo que adereza la práctica. El fin justifica los medios. No es lo mismo ser cercano a quien en este País te puede abrir la caja de pandora, para ver las sorpresas que tiene el sistema de pensiones. Sorpresas para algunos, decepciones para muchos. No es lo mismo pertenecer a grupos de interés que no pertenecer. Esto es lo que marca la diferencia en las políticas sobre las pensiones, o bien en la forma en que se distribuye el capital que se destina para lo mismo. Para muchos las pensiones son raquíticas, de tal forma que el comparativo entre la canasta básica y las mismas vuelve al tema injusto. Para otros, es un seguro de vida por siempre y para siempre, independientemente de lo legal, que en muchos de los casos se separa de lo justo. El axioma reza, no todo lo legal es justo.
 
Como en muchas otras cosas, el sometimiento a las reglas no aplica. ¿Conoce a alguien en el IMSS o en el ISSSTE? Ah, bueno. Y si es directivo o si los conoce, mejor. Los ejemplos abundan, las historias circulan. Las cosas toman colores distintos, porque el tema de las pensiones en nuestro País sigue siendo un campo fértil para abonar la injusticia; en lo institucional, en cuanto a las reglas del juego de parte del estado; en lo social y en lo particular, siempre habrá quien se preste para maquillar la ley. Hay quienes se pensionan a corta edad aprovechando la bondad de las leyes vigentes y obteniendo magras recompensas para no preocuparse por el futuro. Lo justo sería que nadie se preocupara por lo que viene.
 
No se trata de cumplir con la ley, porque lo que sobreviene es que ciudadanos y Estado fomentan una cultura de cumplimiento; se trata de promover un sistema donde lo equitativo, medida cuantitativa de la justicia, beneficie a todos por igual, independientemente de su posición en la sociedad y porque como afirma John Rawls (1971) en una sociedad justa, las libertades de la igualdad de ciudadanía se dan por establecidas definitivamente; los derechos asegurados por la justicia, no están sujetos a regateos políticos, ni al cálculo de los intereses sociales.

Así pues, las reformas que ha emprendido el Estado mexicano en materia de pensiones en los últimos tres sexenios, han sido reformas presupuestales, más que reformas sociales sin tener en cuenta lo fundamental, la equidad. Hoy, lo menos que trabajará un asalariado en nuestro País, será por lo menos 25 años en este nuevo sistema de capitalización individual. El reto del Ggobierno mexicano es tomar decisiones que favorezcan a los trabajadores y no al Estado. Se trata de buscar una política de equilibrio, para respetar ante todo, lo estipulado en el derecho de quienes están afiliados a cualquiera de las dos instituciones ya mencionadas. Para que no se desgaste la transparencia y haya una rendición de cuentas clara en relación al propio dinero que se rebaja cada semana, quincena tras quincena o mes tras mes a nuestros sufridos trabajadores, por supuesto, sin generalizar.